La comuna puso en vigencia un decreto que prohíbe este tipo de muestras en la calle principal del Centro porque bloquean la circulación y generan aglomeraciones.

Hace un par de meses, los inspectores municipales de Capital se acercaron a las estatuas vivientes ubicadas en la avenida San Martín y las obligaron no sólo a moverse, sino a trasladarse a otros sitios de la Ciudad. Bajo amenaza de que les iban a ser confiscados sus elementos de trabajo (los objetos donde se suben a modo de tarima o que forman parte del vestuario), debieron retirarse del lugar.

De todas maneras, la comuna les ofreció otros espacios públicos donde sí está permitido desarrollar actividades artísticas y culturales, pero en la calle principal ya no pueden verse estos personajes que sumaban un atractivo a las veredas.

Joshua Tapia tuvo que abandonar su vestimenta de soldado romano y el maquillaje color plateado para optar por uno de payaso. También debió olvidarse de la inmovilidad de la estatua y recurrir a la venta de globos tarea que, como no ocupa un espacio definido ni provoca aglomeraciones de gente, le permiten realizar los inspectores.

El joven, que fue una de las primeras estatuas vivientes en ubicarse en la avenida San Martín, contó que durante varios días se paraba a metros de la esquina de Las Heras y se iba cuando se lo solicitaban, hasta que la rutina se tornó insostenible y fue al municipio a solicitar un permiso.

Entonces, le indicaron que podía estar en calle Villalonga (donde fueron llevados los artesanos de Plaza España y el paseo Garibaldi), pero cuando probó sólo habían unos pocos puestos el fin de semana.

Así fue como Joshua decidió cambiar de actividad y dedicarse a vender globos vestido de payaso, como hace en otras partes del país para eventos o temporadas determinadas. Sin embargo, pese a que reconoce que de esta forma también gana dinero, planteó que le da pena no poder estar como estatua.

Con su vestimenta de indio completamente dorado, Sergio Bustos es el único que ha podido situarse en San Martín. Para lograr el permiso por 30 días, cuenta mientras abandona el pedestal y el personaje por unos minutos y recibe la mirada desconcertada de varios niños, estuvo yendo todos los días durante dos semanas a la comuna.


"Esto es cultura y no molestamos a nadie ni vendemos nada. Estoy callado y quieto y si alguien me da una moneda agradezco, pero no pido", señaló.

En cuanto a los amontonamientos de gente, el motivo esgrimido por los inspectores para pedirle que se fuera de San Martín, contó que ha visto cómo roban a personas que se detienen a mirar en una vidriera.

A él también le ofrecieron situarse en otros espacios, como la plaza Independencia y la Pedro del Castillo (en el Área Fundacional), pero indicó que los días de semana no va demasiada gente.

Por otra parte, Sergio, quien alterna su trabajo sentado y hablando todo el tiempo como telemarketer con el de estatua viviente, parado y sin hablar, señaló que teme que no le permitan seguir en la avenida.

En tanto, un vendedor ambulante, quien pidió reserva de su identidad, explicó que hace unos dos meses también le dijeron que debía mudarse a la avenida Godoy Cruz.

El hombre, que lleva casi 38 años en la calle, explicó que durante 10 días le pidieron que se fuera, pero siempre volvía a su lugar hasta que lo dejaron tranquilo. En este sentido recordó que el pedido fue extendido a los lustrabotas.


Por su parte, la directora de Cultura de Capital, Micaela Táber, explicó que los inspectores de Comercio e Inspección General son los encargados de controlar que los artistas callejeros tengan un permiso y que su área regula las actividades culturales que se desarrollan en los espacios públicos.

De todos modos, aclaró que está prohibido que se ubiquen sobre la avenida San Martín, porque bloquean la circulación y generan aglomeraciones; en cambio sí pueden hacerlo en la Peatonal -al oeste de la pérgola-, en plaza Independencia o en la Alameda.

Además, adelantó que cuando vuelva el calor han pensado armar un museo de estatuas vivientes al aire libre y que probablemente vaya rotando en distintos espacios de la Ciudad.



Fuente y fotos: Diario Los Andes 14 de Junio de 2008